Aprender idiomas viajando

Viajar es esa actividad que nos complementa, que nos hace comprender y aprender muchas cosas acerca de la vida. Cuando viajamos, nuestro panorama se abre para poder conocer culturas, personas y lugares que pueden ser completamente diferentes a lo que conocemos.

Encontramos placer cuando viajamos, placer puro que se traduce en formas como comprensión, felicidad, emoción y aprendizaje. Algo que personalmente amo de viajar, es precisamente poder aprender.

Aprendemos acerca de la vida, de lo que nos enseñan otras personas y ciudades, de nosotros mismos. ¿Pero qué pasaría si además de todos esos aprendizajes, pudiéramos tener otros?

¿Se puede viajar y aprender un idioma al mismo tiempo?

Vamos por partes.

Los idiomas y los viajes.

Seguramente recordarás todos los años desde que eras pequeño, que pasaste (y seguimos pasando) en la escuela, aprendiendo.

Cada nuevo año era un sinónimo de superación, de crecimiento de aprender más, de dejar que los nuevos conocimientos entraran gracias a las necesidades que el mundo iba teniendo.

Una de esas necesidades fue el poder aprender un nuevo idioma, poder tener la capacidad de comunicarte en otra lengua que no fuera la que conocías desde que naciste.

Desde que recuerdo, todos a mí alrededor insistían en la importancia de aprender un idioma para poder tener mejores oportunidades cuando creciera. Aprender un idioma te va a abrir las puertas del mundo, me decían.

Cuando fui creciendo comprendí el significado de aquella oración.

Vivimos en un mundo que se mueve muy rápido a diario, todo cambia y todo evoluciona. Lo que hoy es lo más novedoso, mañana puede ser remplazado fácilmente. Nosotros mismos vamos cambiando, maduramos y logramos comprender otras cosas que antes no podíamos.

En un mundo que se mueve así, es vital que nosotros aprendamos a movernos con él. Un idioma logra eso.

Mi interés no es convencerte acerca de las razones por las que deberías aprender cierto idioma para tu desarrollo profesional, creo que todos estamos conscientes que aprender algo como eso, nos va a ayudar en mil maneras.

Yo quiero hablarte acerca de lo que yo hablo aquí: De viajes.

La mayoría de personas cuando viajamos, no solamente queremos conocer los atractivos físicos de algún sitio, queremos conocer su cultura, cómo vive su gente, sus tradiciones, la forma en la que piensan y actúan.

Pero ¿qué sucede cuando no comprendemos absolutamente nada cuando llegamos a ese sitio?, ¿qué sucede cuando tratamos de comunicarnos y no podemos porque no hablamos el idioma que se habla ahí?

Viajar sin saber otro idioma

Quiero recalcar algo muy importante: Puedes viajar sin saber otro idioma.

Mucha gente vive con la idea de que no puede salir de su país, por el simple hecho de hablar únicamente su idioma natal. Eso los frena en su totalidad muchas veces, de permitirse salir y explorar el mundo, por el terrible miedo que sienten.

Déjame decirte algo, es normal. El imaginar llegar a un país o ciudad en el que no hablen tu mismo idioma, aterra. ¿Cómo le vas a hacer para comunicarte, para pedir algo, para que expreses lo que quieres?

Quizás hables un poco de inglés, y puedas lograr comunicarte con algunas frases breves. Pero también puede pasar que no hables ni una pizca de inglés, o que lo hables pero en el sitio que vayas no.

La comunicación hoy en día también ha evolucionado en muchas formas, las personas recorren cientos de países sin la forzosa necesidad de hablar perfectamente otro idioma. Existen medios como el idioma no verbal o la tecnología, para que puedas comunicarte.

Que eso no limite tus deseos de viajar.

Sin embargo y si somos realistas, no podemos negar que si sabes otro idioma, podrás llegar a obtener otros beneficios importantes cuando viajes.

La importancia de SÍ hablar otro idioma cuando viajamos

Te comentaba arriba de los beneficios que podemos tener si hablamos otro idioma cuando viajamos. No quiero contradecirme, puedes viajar sin saber otros idiomas, pero hablarlos te va a abrir muchas puertas.

Algo que me encanta de viajar es poder ver más allá de lo que está al alcance de nuestros ojos, poder tener más. No me gusta quedarme solamente con las primeras impresiones de algún sitio, me gusta poder ser capaz de descubrir sus secretos, esas cosas que no están a simple vista.

Una de esas cosas es el contacto que puedas tener con los locales. ¿Quién conoce mejor su ciudad o país que alguien que vive ahí, que creció ahí?

El vínculo que puedes entablar con una persona local, puede ser algo que cambie absolutamente la perspectiva de tu viaje. Te mostrará esa parte más íntima, eso que no muchos logran descubrir de algún lugar.

Podrás viajar a un país con una cultura que sea completamente diferente a la tuya, y eso te puede impresionar de mil maneras. Observar estructuras, caminos, actitudes, tradiciones que jamás imaginaste que existieran es una de las razones por las que viajamos.

Pero ¿qué pasa con todo lo que hay detrás de eso?, ¿qué pasa si decides adentrarte en la verdadera historia de ese lugar?

Conversar con los locales, hará que tu visión de cada lugar sea mucho más completa

Las historias son aquellas que nos mantienen vivos, son las que verdaderamente nos hacen sentir, vibrar, ver todo lo que se esconde detrás de algo o de alguien. Puedes ver un bonito edificio en algún lugar del mundo, pero no te va a decir nada a menos que conozcas su historia.

Bueno, pues lo mismo pasa con las personas. Son precisamente las personas de las que más podemos aprender gracias a sus historias, a sus vivencias, a sus creencias.

Yo siempre comparo este fenómeno con mi propia ciudad. Es decir, si alguien viniese a visitar mi ciudad por primera vez, me encantaría poder contarles todo lo que he vivido ahí, todo lo que me gusta hacer, todo lo relacionado a mi ciudad que solamente alguien que vive ahí sabe.

Puedes leer e investigar mucho acerca de un sitio, pero nada te lo va mostrar de la forma que las personas locales pueden hacerlo. Nada te va a enseñar tanto como hablar con ellos, entenderlos.

Y para eso, necesitarás comunicarte con esas personas. Y para VERDADERAMENTE comunicarte con esas personas, necesitarán ambos comprenderse en un idioma.

Seguramente alguna vez en tu vida hayas conocido a alguien que tenga puros prejuicios acerca de la gente, que se la viva juzgándolos sin siquiera conocerlos. Pues eso pasa mucho cuando viajamos, podemos imaginar cómo son las personas del lugar al que vamos, pero jamás lo vamos a descubrir si no las conocemos.

Y justo en ese momento, nos podemos topar con muchas sorpresas. Podemos ver cómo la gente demuestra sus tradiciones, pero solamente lograrás comprenderlas cuando te las platiquen con sus palabras.

Por ejemplo, cuando viajé a Tailandia me sorprendió absolutamente la devoción que tienen por su religión, simplemente era algo que me dejaba boquiabierta. Pero no fue hasta que pude platicar con un monje budista en inglés, que comprendí más allá de lo que su religión es para ellos.

Te puedo contar cientos de anécdotas como esa, en las que al momento de sentarte con un completo extraño que vivía en cada ciudad o país, lograba entender TANTO acerca de sus vidas, de sus costumbres, de cómo luchaban a diario, de sus sueños.

Y eso es sencillamente increíble, te hace descubrir los viajes de otra forma muy diferente. Eso es lo que vale la pena.

He ahí la importancia de SÍ viajar sabiendo otro idioma.

Aprender un idioma viajando

Ahora que te he contado acerca de los beneficios que puedes tener al saber otro idioma cuando viajamos, quizás me puedas decir algo como: Pero si puedo viajar sin saber otro idioma, ¿por qué habría de gastar tiempo, dinero y esfuerzo en aprender uno?

Desgraciadamente muchos piensan así (y no solamente para aprender un idioma, para aprender en general). Seamos sinceros, aprender es difícil, es cansado y requiere de un montón de esfuerzo si es que de verdad queremos aprender bien.

Pero no muchos están dispuestos a poner ese esfuerzo para hacerlo. Por eso, deciden abandonar esa oportunidad.

Actualmente vivimos en una época tan desarrollada, que podemos abrir una computadora y poder aprender ahí casi lo que queramos. Pero aun así, mucha gente no ve como una prioridad en sus vidas el aprender o mejorar un idioma.

Muchos argumentan que no asistieron a una escuela bilingüe jamás, y que por eso nunca en sus vidas apostaron por aprender un nuevo idioma. Honestamente, yo siempre he creído que las posibilidades nos bombardean, y quien quiere, puede.

Ahora, déjame contarte algo.

¿Te imaginas si pudieras combinar tu pasión por viajar con aprender o mejorar un idioma? Es decir, si literal pudieras aprender un idioma mientras viajas.

¿Suena interesante, no?

Pues es una realidad desde hace muchos años. Como te platicaba en un inicio, el mundo evoluciona a cada instante, y las posibilidades que eso nos brinda, son enormes.

Una de esas posibilidades, es precisamente el poder realmente empaparnos de un idioma en un 100%.

¿De qué forma? Aprendiendo un idioma de forma local, viajando al extranjero en una especie de intercambio, en el que puedas conocer un nuevo lugar, un nuevo idioma y vivir cientos de experiencias enriquecedoras.

La mayoría de personas, coincide en que para alcanzar un nivel alto en cualquier idioma, es preciso aprenderlo en algún lugar en el que lo hablen de forma nativa.

Es decir, puedes aprender cualquier idioma en tu país o ciudad, pero hacerlo en el extranjero en algún país en el que lo puedas practicar todos los días, trae un beneficio brutal.

Aprender algo teórico y práctico como un idioma, mientras viajas por el país en el que lo hablen, es algo que de alguna manera te obliga a practicarlo.

Vivir esas situaciones reales, en dónde tengas que exponerte a cosas de la vida diaria, te ayudarán a complementar tu aprendizaje. Imagínate que puedas estar viajando por Francia, mientras aprendes y practicas tu francés con sus habitantes.

La práctica cuando aprendemos algo, lo es todo. Y cuando aprendemos un idioma, la mejor práctica es estar en contacto directo con personas que hablen ese idioma de forma natal. Mientras una persona se integra más a la cultura del idioma que está aprendiendo, más dominio tendrá del mismo.

Recuerdo la primera vez que yo me fui de intercambio. Tenía 15 años y me aventuré a irme sola a Canadá para mejorar mi inglés, y fue una experiencia que me mostró todo lo que el mundo tenía para ofrecerme. Entonces entendí que era yo quien debía aprovechar esas oportunidades, para mi beneficio.

El verdadero descubrimiento en un viaje, lo hacemos cuando podemos comprender las diferencias culturales de algún sitio, y éstas se quedan plasmadas en nosotros. Para poder hacer eso, necesitamos comunicarnos.

Porque podemos conocer muchos lugares, pero hasta que no conversemos con las personas que están ahí, no tendremos una visión completa de cómo es la vida real ahí.

La comunicación hace que nuestros viajes sean mucho más enriquecedores, conscientes y plenos en todos sentidos. Cuando nos comunicamos, logramos ver más allá de lo que nos pueden contar, logramos hacernos nuestro propio criterio de los lugares y de las personas.

Eso para mí, es la magia de viajar. No solamente hacerlo por hacerlo, si no, lograr internarse un poco más siempre.

¿Tú qué opinas? ¿Te aventurarías a vivir una experiencia en el extranjero, viajando y  aprendiendo (o mejorando) un idioma?

Fuente: Descúbrete Viajando

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