RUTA DE TRES DÍAS AL DESIERTO DEL SAHARA DESDE MARRAKECH
Existen muchas agencias y variedad de tours al desierto, desde los más económicos hasta los de gran lujo. La mayoría tienen una duración de 3 o 4 días y parten desde Marrakech, aunque también desde otras ciudades como Fez. En mi caso, realicé un tour de 3 días desde Marrakech.
El primero de los tres días toca madrugar. A las 7 de la mañana me recogieron en el Hotel Riad Imilchil, donde me alojé durante la semana que estuve en Marrakech.
Antes de partir hacia el desierto, se recoge al resto de pasajeros en sus respectivos alojamientos. En ocasiones, la recogida puede parecer un poco caótica, e incluso puedes llegar a pensar que te están enviando de un lado a otro de la ciudad sin ningún sentido, y que terminarás en cualquier sitio de Marruecos que no sea el desierto. A mi me llevaron a varios puntos de la ciudad, donde tuve que esperar a que me recogiesen de nuevo.
Pero, aunque parezca increíble, todo el mundo sabe quien eres, de dónde vienes y a dónde vas, por lo que tras unos minutos alguien aparece y te dice que subas a su transporte para llevarte al desierto en el tour de 3 días.
Que nadie se asuste, Marrakech es así. Frenética y caótica, pero al mismo tiempo encantadora y alegre.
Tras el caos en Marrakech la ruta comienza en dirección al desierto. Son muchas horas de trayecto por lo que conviene viajar con ropa muy cómoda.
Por suerte, durante la ruta se realizan diversas paradas. Algunas son simplemente para tomar algo, ir al baño y descansar un poco. En otras, además, se visitan lugares muy interesantes, como la Garganta del Dades o el Ksar de Ait Ben Hadou.
DE MARRAKECH AL KSAR DE AIT BEN HADU, CRUZANDO EL ATLAS MARROQUÍ
Las primeras dos paradas de la ruta son atravesando las grandes montañas del Atlas marroquí.
La primera de ellas, en un restaurante de carretera con unas bonitas vistas a varios pueblos, valles y montañas. Si no has viajado nunca a Marruecos, te sorprenderá lo verde de sus paisajes en muchos lugares, y es que no todo es desierto en este fascinante país.
La segunda parada es en uno de los puntos más altos de las montañas, concretamente en el alto de Tichka. Las vistas desde allí arriba son realmente espectaculares, y es que estamos a más de 2.260 metros de altitud.
Además hay varios puestos de artesanía. Aunque no nos volvamos locos comprando, a lo largo del viaje veremos más puestos similares.
La tercera parada fue la antigua ciudad de Ksar de Ait Ben Hadou, uno de los lugares que más me gustó conocer durante el tour de tres días al desierto. Se trata de un lugar realmente increíble, que conserva a la perfección la esencia de lo que años atrás fue una ciudad fortificada, y que ha sido escenario de diversas películas.
La visita al Ksar de Ait Ben Hadou es muy completa. Durante un par de horas te explican la historia del lugar, las películas que se han rodado allí, y cómo ahora la antigua ciudad se ha convertido en un lugar prácticamente desierto, poblado por tiendas de artesanía y turistas.
Tras la interesante visita se come en el pueblo. También, si no se ha comprado previamente, es un buen momento para adquirir un pañuelo o turbante que nos servirá para protegernos del sol en el desierto.
OUARZAZATE Y LAS GARGANTAS DEL TODRA Y DEL DADES, ÚLTIMAS PARADAS ANTES DE LLEGAR AL DESIERTO
El resto de la ruta hasta llegar al desierto pasa por diversos lugares también interesantes.
Primeramente nos detuvimos en la ciudad de Ouarzazate, donde durante unos minutos podremos adentrarnos en su imponente Kasbah Taourirt, o sus estudios de cine.
Luego, el camino sigue por la conocida como Ruta de las Mil Kasbas, el palmeral de Skour y el Valle de las Rosas, hasta llegar al famoso Valle del Dades, donde tras una parada para fotografiar la Garganta del Dades, nos llevan hasta Boumalne, donde se encuentra el hotel donde pasaremos la primera noche.
Tras la cena en el hotel, que está incluida en el precio, es mejor retirarse a descansar temprano. Ha sido un día duro y aún queda mucho trayecto hasta el desierto.
La mañana del segundo día continua la ruta hacia el Sáhara. Pero antes haremos algunas paradas más.
Una de las paradas nos llevará a conocer los cultivos de la región y un poblado de artesanos, que tras contarnos cómo trabajan, tratarán de vendernos algunas alfombras.
La siguiente parada es mucho más interesante, ya que nos lleva de lleno a la Garganta del Todra, una espectacular carretera que discurre pegada a un pequeño río y flanqueada por altísimas paredes de piedra.
Luego de todo esto, aún queda otra parada para comer y ya, por fin, se llega a Merzouga, la puerta del desierto.
MERZOUGA, LA PUERTA DEL DESIERTO DEL SÁHARA
El tour de tres días que hice no incluye una visita a la ciudad de Merzouga, por lo que no sé si tiene algo de interés. Me habría gustado poder pasear aunque sea un rato por sus calles y tomar alguna fotografía, pero los tiempos son muy ajustados por lo que directamente llevan a todo el grupo a un hotel desde el que nos adentraremos en el desierto a lomos de un dromedario.
A pesar del cansancio, la emoción de saber que llega el momento de adentrarse en el desierto te hace revivir. Pasado un rato, aparecen unos Bereber con sus típicas vestimentas y nos indican que hemos de salir fuera del hotel.
Los dromedarios están esperando. ¿Nervios? Pues sí, un poco, la verdad.
El calor es realmente sofocante. Los Bereber nos advierten de que, seguramente, durante la travesía alcancemos los 50 grados. Tal vez más.
Hay que ir bien protegidos, dejando únicamente los ojos al descubierto, ya que de lo contrario nos quemaríamos la piel con el sol. Si no se ha comprado antes un turbante, estás perdido, ya que los rayos del sol caían implacables. Imprescindible usar protector solar y un buen pañuelo o turbante que cubra toda la cabeza.
ADENTRÁNDOSE EN ERG CHEBBI, EL SÁHARA MARROQUÍ
Un «erg» es la zona de arena y dunas de un desierto. El Sáhara es inmenso y abarca varios países de África, pero Marruecos cuenta sólo con una zona arenosa junto a la ciudad de Merzouga, llamada Erg Chebbi, también conocida como el Erg de Merzouga.
Tras algunas indicaciones sobre cómo hemos de colocarnos el turbante, los Bereber ayudan a todo el grupo a subir al dromedario. La ruta por el desierto del Sáhara comienza suave, pero poco a poco van apareciendo algunas dunas más grandes, y la ciudad se pierde de vista por detrás.
De pronto estás allí, en mitad de la nada, rodeado únicamente por montañas de arena dorada, en algún punto perdido de ese gigantesco desierto que es el Sáhara, junto a la frontera con Argelia.
La travesía por la arena del desierto dura aproximadamente hora y media. Durante ese tiempo, los dromedarios son guiados por un Bereber que va a pie en busca del mejor camino, subiendo y bajando dunas.
Podríamos pensar en el sufrimiento de los dromedarios, que son explotados para el turismo. Realmente es así ya que realizan trayectos a diario para que unos pocos podamos disfrutar del desierto, pero en varias ocasiones vi a los Bereber acariciar y mimar a los animales, lo que me dejó mucho más tranquilo.
Cada dromedario tiene su nombre. Los Bereber son capaces de reconocerlos y saben quien ha de ir sobre cada uno de ellos.
Hora y media más tarde asoma a lo lejos lo que parece algo de vida. El campamento está cerca y por fin terminará la tortura de ir montado a lomos del dromedario.
También el animal podrá, por fin, descansar.
CÓMO ES PASAR UNA NOCHE EN UN CAMPAMENTO EN EL DESIERTO
La llegada al campamento es un alivio. Una vez allí tendremos tiempo hasta la cena para caminar por los alrededores, subir alguna duna y ver el atardecer en el desierto.
La cena transcurre entre charlas con los demás miembros del grupo, y de otros grupos que se van sumando. Resulta interesante compartir experiencias con otros viajeros de cualquier parte del mundo en un lugar tan mágico como el desierto.
Tras la comida, comienza la fiesta. Los Bereber se encargan de animar con música y cánticos hasta que la gente se va dispersando. A partir de la media noche el silencio se apodera del campamento. Muchos deciden caminar en busca de bonitos lugares donde ver las estrellas. Otros optan por practicar fotografía nocturna, y algunos deciden intentar descansar un poco.
Por mi parte, aunque llevé el trípode para tratar de practicar algo de fotografía, la presencia de la luna y el cansancio me hicieron cambiar de idea, por lo que terminé de conversar con algunos viajeros y me fui a descansar.
Se puede dormir dentro de una jaima. Hay camas y mantas aunque no son excesivamente cómodas. Si sueñas con un campamento de lujo tendrás que contratar un tour mucho más caro.
La opción de sacar una manta y dormir en mitad del desierto está disponible. Muchos optaron por dormir al descubierto bajo un manto de estrellas.
VER EL AMANECER EN EL DESIERTO Y VUELTA A MARRAKECH
Lo peor de todo es que a las 4 de la madrugada se inicia el retorno a Marrakech. Muertos de sueño y cansancio nos tenemos que montar de nuevo en el dromedario para recorrer la hora y media de regreso al hotel, cuando aún es noche cerrada.
Sé que otros tours salen más tarde, incluso preparan el desayuno en el propio campamento. El que yo hice no era así.
De camino, los primeros rayos de sol asoman a lo lejos. Por increíble que parezca, los Bereber son capaces de orientarse sin luz en mitad de un lugar en el que no hay más que arena.
Cuando el sol está casi apareciendo tras una duna hacemos un alto en el camino. Durante un rato nos sentaremos en la arena a contemplar como poco a poco amanece.
Unos minutos más tarde terminamos el trayecto y llegaremos al hotel. Allí podremos desayunar y hasta ducharnos si tenemos una toalla a mano.
Tras un rato de reposo, embarcaremos de nuevo en el transporte que nos llevará de vuelta a Marrakech. La aventura termina aunque aún quedan varias horas de trayecto. A pesar del cansancio ha resultado ser una de las experiencias más increíbles que he vivido nunca, y que espero poder repetir algún día.
De nuevo haremos varias paradas. A media tarde nos dejarán en el centro de Marrakech.
CONSEJOS PARA SOBREVIVIR DURANTE EL TOUR DE TRES DÍAS AL DESIERTO
Precauciones para la travesía y estancia en el desierto
En el desierto el calor es infernal durante el día. Por tanto, nada de ir con partes del cuerpo al descubierto, todo tapado incluida la cara.
Lleva agua, mucha agua. Si no estás seguro de que en el campamento tengan agua potable, compra un par de botellas grandes antes de subir al dromedario.
Hay campamentos en los que apenas cuentan con servicios básicos. Te darán de cenar y lo necesario para dormir, pero no hay duchas ni agua corriente, ni electricidad disponible para los huéspedes. Si quieres más servicios, puedes contratar un tour que los incluya, ya que en el desierto hay opciones para todos los bolsillos, desde lo más básico hasta lo más lujoso.
Aunque es posible visitar el desierto en cualquier época del año, es más recomendable hacerlo durante la primavera, evitando al máximo el verano donde el calor puede ser aún más extremo.
Haz fotos, pero cuidado con la arena
Hacer fotos desde el dromedario no es tarea sencilla. La forma de caminar de estos animales hará que termines con todo el cuerpo dolorido y que muchas de tus fotos queden movidas o torcidas. Aún así merece la pena tomar todas las fotografías que se pueda.
Mucho cuidado con la arena y el equipo fotográfico. Es fácil que se pueda introducir por cualquier rendija, o si cambiamos de objetivo. Precaución también con las lentes, la misma arena puede terminar rayando un objetivo como me pasó a mi.
Otras recomendaciones para la ruta de tres días
Se pasa muchísimo tiempo en el vehículo, por lo que aunque se realizan muchas paradas conviene llevar algún pasatiempo, y comprar agua y algo de picar siempre que se pueda. Por supuesto llevar ropa cómoda.
Las propinas no están incluidas en el precio del tour. Durante alguna de las paradas que se realizan a lo largo de los 3 días, como la del Ksar de Ait Ben Hadou, habrá que entregar una pequeña propina al guía.
También al finalizar la ruta por el desierto, los Bereber solicitarán una propina, que si bien es voluntaria, creo que está más que merecida. En este caso la mayoría de personas dejaron entre 50 y 10 dirham, que viene a ser unos 5 o 10 euros.
Como dije al principio, los contrastes que vas a encontrar en Marruecos son brutales. Recomendaría no ir al desierto el primer día, sino más bien pasar un par de días en Marrakech u otra ciudad para habituarse a la cultura y costumbres del país.
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