Haz tu propia ruta por el Amazonas

Hoy os cuento uno de mis recorridos preferidos y casi que el más aventurero hasta la fecha: mi viaje al Amazonas y cómo organizar una escapada a la selva.

Para una persona acostumbrada al turismo de ciudad, esta ruta es totalmente atípica, a mí concretamente me fascinó, haciendo que me olvidara de todas las incomodidades de estar cinco días viviendo en medio de la selva amazónica.

El turismo al Amazonas es un viaje común en muchos colegios y universidades en Colombia, mientras en España acostumbramos a ir a París, Roma o de fiesta por las Islas Baleares, allí tiran más para la selva, ¡cada uno aprovecha lo que más cerca tiene!

Ya he comentado antes que un viaje al Amazonas es algo muy especial, por lo que quien no esté acostumbrado a vivir rodeado 100% de naturaleza (y nada más), tendrá que tener en cuenta algunos aspectos «incómodos» antes de comprar los billetes; eso sí, una vez que te aventures, nada te decepcionará en esta selva mágica.

Seguro para viajar a la selva del Amazonas

Lo más conveniente es ir siempre cubierto por un buen seguro de viajes. Nosotras solemos usar Iati Seguros, donde puedes contratar pólizas especiales para turismo de aventura con precios muy atractivos. Además por ser lector de nuestro blog te puedes beneficiar de un 5% de descuento sobre el seguro siguiendo este enlace, recuerda que lo más importante es la salud.

Vacunas para viajar al Amazonas

La vacuna de Fiebre Amarilla es obligatoria para esta zona en Colombia y Perú y hay que ponérsela mínimo 15 días antes del viaje.

En España puedes acudir a los centros de Sanidad Exterior pero hay que pagar unos 20 euros por ella, así que si por fechas te viene bien, puedes ponértela en el aeropuerto de El Dorado en Bogotá de forma gratuita.

Mi médico de cabecera me recetó también medicación para la malaria en forma de pastillas (Malarone), la vacuna de la hepatitis A (Havrix, me tuve que poner dos vacunas de niño porque de adultos parece que hay «desabastecimiento»), Dukoral para el cólera y Vivotif para la fiebre tifoidea. Casi nada.

¿Hay muchos mosquitos en el Amazonas? ¿Cómo protegerse?

Es muy importante protegerse de los mosquitos pero también es complicado por la humedad y la cantidad de ellos que buscan víctimas cuando cae el sol. Yo me compré un repelente muy popular en Colombia llamado Nopiquex, una especie de pastilla de jabón muy pegajoso que no se enjuaga, y que mezclaba con otro antimosquitos en spray. No es infalible pero ayuda bastante.

Consejos para un viaje al Amazonas de cinco días

En primer lugar el río Amazonas, que como sabréis es muy largo, pasa por muchos países sudamericanos, (Perú, Brasil, Venezuela, Ecuador, Colombia y las poco conocidas Surinam y Guyanas) así que si decides ir, primero tendrás que escoger qué área quieres visitar.

Qué parte del Amazonas es mejor visitar la primera vez

Hay varias ciudades grandes en el itinerario, Manao en Brasil, Iquitos en Perú y Leticia en Colombia son algunas de ellas. Cuentan con aeropuertos internacionales pero los vuelos son escasos, así que conviene planificar antes.

En nuestro caso viajamos desde Colombia, pero aquí puedes reservar una excursión desde Perú o desde Brasil.

Viaje al Amazonas desde Colombia

En mi caso como ya estábamos en Colombia, cogimos un vuelo de LAN (ahora LATAM), cubriendo la ruta Bogotá-Leticia a las 09:30 de la mañana (el vuelo dura unas dos horas). A Leticia existen vuelos de LATAM, Avianca y Satena.

¿Qué es más barato hacer excursiones de un día al Amazonas o dormir en la selva?

Nuestra idea inicial era alojarnos en estas cabañas de Leticia e ir haciendo excursiones de un día o medio día para ver todo lo que nos habíamos propuesto, pero cuando llegamos, en el propio hostal nos informaron de que eso salía más caro que pasar los cinco días completos con un guía, así que nos decidimos por contratar un paquete con la empresa Selvaventura que organiza rutas por la selva.

Excursión al Amazonas de cinco días – precio

Resumiendo, contratamos una excursión como decía de cinco días, lo que nos salió por unos 300 euros a cada uno (900.000 pesos colombianos) e incluía la comida, el alojamiento, kayak, canopy, tirolina y el propio guía.

El nuestro fue Cristóbal, un hombre muy pequeño que al principio parecía serio pero que demostró tener mucha guasa, y que decía haberse escapado de casa a los ocho años, haber trabajado para laboratorios de coca en la selva y era quien ahora nos guiaba por su tierra. Como dato a interesante a destacar, el alojamiento como veréis a continuación fue muy diverso, pero siempre íbamos cargando con las hamacas y mosquiteras que nos proporcionó la empresa en la mochila, y esas fueron nuestras habitaciones a excepción de un día que dormimos en una cama y otro que dormimos sobre esterillas. ¡Así que absténganse personas delicadas!

Qué llevar en la mochila en un viaje al Amazonas

Para moverte por la selva amazónica conviene llevar una mochila ligera pero con suficiente ropa seca, ten en cuenta que aunque la laves la ropa no se secará por la humedad. Alguna camisa de manga larga pero fresquita, alguna otra de manga corta, zapatillas de deporte cómodas y pantalones largos o leggings deben formar parte de tu equipaje. Tampoco es mala idea llevar navaja, papel higiénico o un mechero, ¡Piensa como un boy scout!

El protector solar fue más un engorro que una solución para mí, debajo de lo frondoso de la selva no hay mucho lugar para el sol pero si haces kayak por el río es súper obligatorio.

Las linterna de luz frontal son muy cómodas para andar por la noche y esquivar a vecinos con los que conviene no chocarse.

Ruta de mi viaje al Amazonas

Día 1 en el Amazonas

El primer día nos adentramos en la selva del Amazonas desde el km 14 de la carretera de Leticia a Tarapacá. Nos impresionó mucho ver la vegetación y y la fauna, (¡incluso sacamos a una tarántula de su guarida con un palito!).

Tras una caminata corta llegamos a nuestro alojamiento de la primera noche, una preciosa maloca huitoto, la edificación típica de reunión para muchas comunidades del Amazonas. Allí nos dieron de cenar pollo con papas y a modo de sobremesa el abuelo nos estuvo explicando sus costumbres mientras mambeábamos (tomábamos hoja de la coca en polvo) y esnifábamos rapé, todo muy étnico…

Día 2 en la selva Amazonas

En el segundo día, nos despertamos en la maloca y fuimos hasta otra, esta vez de la etnia yukuna. Por la tarde, tras andar horas por la selva del Amazonas buscando animales, acampamos en una zona despejada, con nuestras hamacas y mosquiteras dispuestas entre árboles y con un fuego para ahuyentar animales y calentar nuestra cena. Por la noche hicimos una escapada para ver especies nocturnas pero nos cayó un chaparrón que nos impidió seguir con nuestro plan y nos obligó a poner unos plásticos encima de las telas mosquiteras. También tuvo su encanto.

Día 3 en la selva

El tercer día nos dirigimos a la reserva natural Ágape, con hamacas y un afluente del río muy manso que permite bañarse si no eres aprensivo. La reserva cuenta con un campo de fútbol, una zona de cocina y cuartos de baño, que me parecieron un lujo después de dos días sin ducharnos.

Por la tarde subimos a una plataforma ubicada en la copa de uno de los árboles más altos, mediante un método llamado canopy,  que te permite subir a los árboles gracias a un sistema de poleas y tirolinas.

Después de ese espectacular regalo en forma de atardecer, cenamos, dormimos y desayunamos allí mismo, sobre esterillas, disfrutando de las estrellas. Fue una de las experiencias más bonitas de las que he disfrutado en Colombia. Cuando amaneció, nos tiramos por la tirolina y bajamos a tierra firme para seguir con nuestra ruta.

Día 4 en el Amazonas

El cuarto día visitamos un pueblo muy curioso, la comunidad tikuna de San Pedro, y ahí fue donde nos dejaron los kayaks que llevamos hasta nuestro siguiente alto en el camino, el parador Flor de Loto, en el que comimos un pescado y banana asadas deliciosas y pudimos ver la victoria regia o flor de loto amazónica, guacamayas y osos perezosos.

De ahí nos recogieron en bote y mientras nos dirigíamos a nuestro último »hotelito» disfrutamos de los fantásticos delfines rosados, que se entretenían jugando alrededor del barco, de las aves e ¡incluso de un par de caimanes!

Completó la ruta zoológica la visita a la finca de don Arturo, un personaje que tiene en su casa además de una pareja de anacondas, una manada de monos de diferentes especies que no tienen vergüenza ninguna, un estanque con pirarucús, el pez típico del Amazonas y una familia gigante.

Si las particulares suites de las que disfrutamos durante el viaje me iban sorprendiendo cada vez más, el lugar donde dormimos el último día me terminó de conquistar. Se trataba de una especie de hostel en medio del río (de hecho al baño había que ir con botas de agua porque cubría hasta casi las rodillas) en el que una familia brasileña da cama y comida a los viajeros por módicos precios. Son súper simpáticos y la merecida comida después del kayak sabía a gloria.

Día 5 final del viaje al Amazonas

El último día volvimos en la misma barca a Leticia pasando antes por Tabatinga, y ¡concluyó mi viaje más atrevido hasta la fecha, qué maravilla!

Aunque como he comentado las comodidades son a veces escasas, porque tienes que protegerte de los mosquitos y prescindir de una buena ducha al finalizar el día, yo creo que el ver las estrellas desde la copa de los árboles, el rodearte de animales exóticos, probar comida la comida local, aprender la cultura de las comunidades indígenas… hace que esas pequeñas molestias pasen totalmente desapercibidas por lo que te llevas contigo de vuelta de un viaje al Amazonas.

Fuente: Los Viajes de Claudia

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