Hay una conocida cita anónima entre los viajeros que dice que “Viajar es la única cosa que compras que te hace más rico”. Una frase que valora el crecimiento personal, las experiencias y el aprendizaje por encima del dinero o las posesiones.
A ello habría que sumarle la emoción generada por el acto de viajar, más intensa que en otros sectores y que puede llegar a ser infinita. Desde la decisión de escoger un destino, realizar la reserva y planificarlo, hasta vivirlo. El viaje perfecto no termina nunca pues, incluso al regreso, los recuerdos de esos momentos y lugares se quedan grabados en la memoria para siempre.
La alegría que produce viajar también ocurre con muchas otras experiencias claves de la vida. Por ejemplo, cuando uno se enamora, tiene una cita, se casa, encuentra el trabajo de sus sueños o tiene un hijo. ¿Qué pasaría si comparásemos todas ellas? ¿En qué lugar estarían los viajes?
Según un estudio global publicado por Booking, el buscador de alojamientos, los viajes ocuparían el primer puesto de la pirámide de la felicidad. De las 17.000 personas de 17 países encuestados, entre ellos España, un 70% ha respaldado la popular frase viajera: un viaje les produce una felicidad mucho más duradera que cualquier objeto material. De ahí a que la mayoría prioricen las vacaciones a comprarse ropa, tecnología o joyas.
Lo sorprendente de este estudio, sin embargo, es que, cuando el viaje fue comparado con el resto de momentos vitales de la vida, para algunos viajeros también resultó ser una prioridad. Un 51% de los encuestados han admitido que un viaje ha causado más impacto en ellos que una cita con su pareja; el 50% lo han antepuesto a encontrar un trabajo; el 49% al día de su boda; para un 45% ha sido mejor que comprometerse y, sorprendentemente, para un 29% es incluso más especial que tener un hijo.
Los viajes tienen el poder de alegrar un día triste. Esta es una de las conclusiones que se sacan del estudio cuando los encuestados han admitido que, cuando están mal lo que más les reconforta es pensar en las vacaciones. Quizá por ello muchos pasajeros lo reservan con meses de antelación. Los hay, incluso, que con un año (5%). Desde el momento de la reserva y hasta que llega el momento de embarcar, ocho de cada diez disfrutan planificando los lugares que visitarán, mirando los mapas y las imágenes de su próximo alojamiento. En este último campo, las opiniones de los usuarios son realmente importantes, más de la mitad confían en las experiencias de otros viajeros.
El punto álgido de la felicidad, no obstante, llega el mismo día de las vacaciones. Un 87% afirma que los mejores momentos son el primer día en el destino y cuando ven por primera vez la habitación del hotel. Dicen que el dinero no da la felicidad aunque, según este estudio, sí lo hace cuando con él se compran viajes.
Viajar alarga la vida
La felicidad y la salud son primordiales para tener una vida plena y longeva. Lo primero de ello ha quedado claro que lo obtenemos en los viajes, ¿lo segundo? Según un estudio realizado por The Global Commission on Aging, el Transamerica Center for Retirement Studies, y la U.S. Travel Association, viajar requiere actividad física y mental, nos permite desestresarnos, desconectar y evitar posibles depresiones. En el estudio se trabajó principalmente con personas mayores, una gran mayoría jubiladas, llegando a la conclusión de que el mantenerse activo, seguir aprendiendo y conocer lugares nuevos podía llegar a prevenir el alzhéimer y enfermedades coronarias. En la gente joven, además, el hecho de enfrentarse a nuevas situaciones y superarlas con éxito ayuda a subir la autoestima y a afrontar la vida de otra manera. Quizá, aquí es donde se encuentra la verdadera riqueza, en que aún nos queden muchos más años de vida para poder seguir viajando.
Fuente: Exoticca