Mis expectativas sobre el norte de España no eran muy altas antes de comenzar el viaje. Como casi todo aventurero, consideraba que Europa iba a ser aburrido, con una naturaleza poco impactante y repleto de casas por doquier. Con lo último no me equivocaba, pero con lo de poco impactante sí.
La ruta por el norte de España me cautivó al punto que volvería sin dudarlo a sitios como Somiedo u Orbajeja del Castillo. Lagos pristinos, osos salvajes, caminos ganaderos donde no te cruzas a nadie… Pero también pueblitos medievales con un encanto único que pocas veces me han atrapado tanto.
Moviéndome por caminos secundarios pero bien cuidados, la gente siempre fue amable y alegre. Me preguntaban qué hacía por allí, me explicaban los atractivos de la zona y me daban consejos mucho mejores que Mr. Google. Ellos fueron los verdaderos arquitectos del viaje. Hoy, lo comparto contigo.
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Qué ver en el norte de España
Desde Finisterre, en Galicia, hasta el País Vasco, te cuento qué no puedes perderte de sus paisajes escénicos incluyendo las mejores rutas de playas, acantilados, montañas frondosas y pueblos medievales históricos.
Qué no perderse en Galicia
En el extremo del noreste de España se encuentra Galicia, una región repleta de leyendas, peregrinaciones y paisajes espectaculares. A lo largo del viaje los colores se alternan entre verdes y azules mientras una gaita gallega suena a lo lejos y sus habitantes hablan entre ellos una lengua que entiendes a medias. También la gastronomía conquistará tu paladar con el afamado pulpo a feira, las empanadas y el queso de tetilla.
- Pueblo de O Pindo:
En la vertiente más occidental de Galicia, se encuentra el pequeño pueblo de O Pindo con una pequeña caleta de arena blanca y agua cristalina que deja ver el fondo marino. El castro de Mallou y las murallas en ruina se remontan a los celtas que realizaban rituales en el Monte Pindo entre las miles de rocas de granito rosa.
También es un sitio ideal para la espeleología ya que el monte fue formado hace 350 millones de años y cuenta con varias cuevas. En los recovecos de la Cova do Acivro se encontraron restos de civilizaciones del siglo IV e incluso un vaso de hace 5000 años mostrando que en estas grutas de difícil acceso hubo humanos por milenios.
O Pindo es un sitio ideal tanto para explorar la naturaleza como para tomarse un café de desayuno frente al mar. Una postal visual.
- Faro de Finisterre o Fisterra:
Continuando por la costa, se halla el famoso faro de Finisterre o Fisterra, en lengua gallega, donde termina el camino de Santiago. A comienzos del siglo IX se descubrió en la localidad de Santiago de Compostela el sepulcro del apóstol Santiago. Numerosas personas recorrrieron desde entonces a pie lo que se conoce como «el camino de Santiago«. Y muchos decidieron concluir ese periplo en Finisterre como el fin de un duro recorrido físico y espiritual.
Antaño, los peregrinos quemaban sus ropas sobre sus acantilados para retornar en barco a su país. Remontándonos aún más en el tiempo, para los romanos el Cabo Finisterre era el fin del mundo (Finis Terrae), la puerta al Más Allá. Esto se debe a que durante siglos y hasta hace poco más de 500 años, se pensaba que el mundo era plano y que había un final donde podías caerte de él. Ese final se encontraba en Finisterre. Este sitio no es especialmente bello pero sin duda tiene una energía mística por haber sido para millones de personas siempre el fin de algo.
Es imposible quedar inmutable frente a la imagen del sol escondiéndose detrás del Océano Atlántico mientras los peregrinos llegan poco a poco, luego de días de caminata, con una gaita gallega tocando de fondo.
- Santiago de Compostela:
A pocos kilómetros, Santiago de Compostela es una parada obligada. La ruta de la peregrinación de Santiago data del VIII, llegando miles de peregrinos cada año a la catedral donde se encuentra enterrado el Apóstol Santiago el Mayor, uno de los doce discípulos de Jesucristo.
La entrada de la Catedral es gratuita y se puede visitar desde las 7:00 hasta las 20:30 los 365 días del año.
El casco histórico cobra mayor encanto por las noches, con las calles adoquinadas y silenciosas y las historias del pasado que le dan un aire místico a la ciudad. Adicionalmente recomiendo visitar la plaza do Obradoiro con sus cuatro edificios que representan los cuatro poderes de la ciudad: la iglesia, la universidad, los médicos y ricos con el Hostal dos Reis Católicos, el gobierno con el Pazo de Raxoi. El Pórtico de la Gloria , que cuenta con 200 esculturas románicas del siglo XII, también vale la pena.
- Ría de O Barqueiro:
Hacia el noroeste se encuentra la ría de O Barqueiro, una de las más pequeñas y hermosas de Galicia con sus casas blancas desparramadas por la ladera y su playa de aguas turquesa. El pueblo es la entrada a la ruta que lleva al Cabo de Estaca de Bares donde el Atlántico se une con el Cantábrico, en el punto más al norte de la península ibérica.
En el último sitio recomendado de la costa gallega, con el pasar de los años el mar abrió arcos entre las rocas y cuevas a las que se pueden acceder siempre y cuando haya marea baja. Llamada Playa de las Catedrales, es un punto muy turístico, pero sin perder su encanto. Las formas caprichosas y monumentales de la roca le valieron su nombre.
Qué visitar en Asturias
Asturias se ganó justamente el título de paraíso natural con sus acantilados sobre el mar Cantábrico, sus bosques repletos de osos pardos y sus prístinos lagos. Además de atraer visitantes por su turismo rural, también llama la atención culinariamente ya que es la región de Europa con mayor variedad de quesos y productos artesanales de increíble calidad. La sidra, tan común en el norte de España, es originaria de Asturias, del área de Cabrales. ¡Y vale la pena probarla!
- Playa del Silencio:
Sin dudas el primer lugar escénico a visitar es la Playa del Silencio con sus prominentes rocas y sus empinados acantilados cubriéndola del viento. Solo los locales conocen este lugar y para ingresar hay que entrar a un pequeño pueblo costero y caminar un tramo por tierra. Es una playa semi desconocida pero de una belleza impactante. Sus 510 metros de largo están custodiados por inmensas paredes de piedra, tornándola secreta además de silenciosa.
- Casa de Indianos:
Al entrar a Asturias hay que prestar atención a las llamadas Casas de Indianos construidas por la población autóctona que emigró entre 1884 y 1898 a causa de la Guerra de África y el servicio militar. Los pocos que tuvieron éxito y retornaron con dinero, construían enormes casas con cornisas y torres para sorprender a quienes las vieran. Símbolo de su venaventura, las casas de indianos ahora son un patrimonio local y algo que ver en el norte de España.
- Cudillero:
El rompecabezas multicolor que forman las casas del pueblo de Cudillero es un escenario para no perderse en la provincia. Aquí encontrarás dos casas indianas: la Torre de Villademar y la Casona de la Paca. A pocos pasos está la Quinta de Selgas, considerada el Versalles asturiano, que es un lujoso palacio del siglo XIX con amplios jardines y una colección de pinturas de grandes maestros entre los que figuran El Greco y Goya. Cudillero es mucho más que un lindo pueblo para almorzar e incluso tiene su propia lengua: el pixueto.
- Parque Natural Somiedo:
Si me preguntas a mí, el sitio más increíble que visité en el norte fue el Parque Natural Somiedo: uno de los pocos territorios del continente donde se puede divisar osos pardos salvajes. Es algo que ver en el norte de España que te dejará alucinando.
Esta Reserva de la Biosfera es un sitio para aquellos que les guste caminar porque los vehículos están prohibidos sobre los caminos ganaderos. Camino a Villar de Vildas, las vistas panorámicas y los pueblos de piedra se dejan entrever entre curva y curva.
Al alcanzar el poblado, coronado por montañas de colores cambiantes, te vas a sentir parte de la naturaleza. Por sus calles se escucha el tintineo de las campanas de las vacas que circulan entre los tantísimos hórreos asturianos de la zona y el único hotel disponible (casa de madera sobre cuatro pilares donde antiguamente guardaban la cosecha).
A pie puedes llegar hastalos teitos de La Pornacal, casas estacionales de piedra para antiguos nómadas ganaderos llamados los vaqueiros de alzada. Las vistas a todo el valle cubierto de flores silvestres amarillas y azules, durante primavera, te dan fuerzas para seguir el rumbo por carretera hasta los lagos de Saliencia. El conjunto de tres lagos tiene una tranquilidad impenetrable que los tornan el perfecto sitio para disfrutar con uno mismo. El primero de ellos es de fácil acceso sin necesidad de caminar demasiado.
- Mirador de San Roque:
Desde Somiedo recomiendo ir hacia la costa al Mirador de San Roque que nos brinda una vista panorámica del pequeño pueblo de Lastres que cae como una cortina blanca sobre el mar. Acercándonos al puerto, los pescadores se encuentran preparando las redes y comentan sobre la temporada.
A menos de tres kilómetros de distancia se encuentra el Museo Jurásico de Asturias donde se exhiben huellas de dinosaurios encontradas en el área. Se pueden observar réplicas en la parte exterior del museo, que nos muestra la otra cara de Lastres a lo lejos.
Es un pueblo al que suelen ir los españoles de paseo pero no te encontrarás con hordas de turistas.
Otro punto a tener en cuenta son las vistas panorámicas del Mirador del Fitu, con Picos de Europa a lo lejos. En el mismo día puedes visitar Cangas de Onís con su histórico puente romano conocido como el puentón. A pesar de ser conocido como el puente romano, su construcción data de la Alta Edad Media alrededor del s. XIII. Sí es cierto que unía las localidades de Lucus Asturum y Portus Victoriae (actual Santander).
- Santuario de la virgen de Covadonga:
Por último, el Santuario de la virgen de Covadonga, patrona de Asturias, es un sitio recomendado que ver en el norte de España, incluso si no eres creyente de la fe cristiana debido a su historia y a las soberbias vistas que se obtienen desde la enorme terraza de la basílica.
Dicen que si se bebe sin respirar de los siete caños de la fuente que se encuentra bajo la cueva, te casas al año. Para los que no quieran probar el agua, también pueden probar su suerte pidiendo un deseo tirando una moneda de espaldas. Caminando desde la cueva, se puede llegar a la catedral donde se obtienen buenas vistas de los alrededores. Si gustas de las caminatas para estirar las piernas, puedes continuar a los lagos de Covadonga famosos por su belleza.
Qué visitar en Cantabria
Cantabria es la región de las altas montañas de los Picos de Europa, la que pocos visitan a pesar de sus rincones con historia y sus increíbles vistas panorámicas.
Uno de sus grandes balcones naturales es el Mirador de Santa Catalina, con una vista única y muy poco conocida de Picos de Europa. Es un espacio que llama a la introspección y la contemplación.
El teleférico del Parador Nacional de Fuentes brinda también una vista panorámica de otra cara de las montañas. Es uno de los puntos más turísticos y gracias a ello cuenta con mayor infraestructura, ideal para aprovisionarse con un tentempié y recargar energías.
- Monasterio de Santo Toribio de Liébana:
Muy cerca se encuentra el Monasterio de Santo Toribio de Liébana donde se encuentra una de las tres puertas al cielo. En la iglesia a su lado, se puede ver el pedazo de la cruz de Jesús más grande del mundo. Nadie sabe realmente si es la verdadera, pero sin duda se respira una atmósfera con mucha energía positiva debido a los rezos de los visitantes.
- Mirador de Piedrasluengas :
La última vista recomendada es el Mirador de Piedrasluengas que ofrece un lugar ideal para un picnic con otro panorama espectacular de Picos de Europa. Se trata de una vista completamente diferente, cada una tiene sus peculiaridades.
Si te encuentras con transporte propio, los valles y las curvas de Valles Altos del Nansa hasta Carmona te pasean por paisajes kársticos inolvidables entre formaciones rocosas, acantilados y valles.
- San Vicente de la Barquera:
A pocos kilómetros, en San Vicente de la Barquera puedes tomar esa foto que tanto caracteriza Cantabria: el mar con las montañas. Conocida por su fortaleza y sus rías casi vírgenes, fue fundada a mediados del siglo VII y es un paso obligado del Camino de Santiago por su ruta costera. Cuenta con un entorno natural privilegiado con playas y calas como Oyambre, los arenales de Merón o Gerra. Además, se puede visitar el conjunto medieval que cuenta con un castillo, una torre y las murallas originales.
- Santillana del Mar:
Santillana del Mar, conocida como «la villa de las tres mentiras» pues ni es «santa», ni «llana», ni tiene «mar». Se trata de una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, y de las más visitadas de Cantabria. Las calles de su casco histórico se encuentran adoquinadas mientras que los edificios están construidos en piedra y datan de los siglos XIV y XVIII.
Aquí se encuentran os caseríos de la nobleza como la casa de los Quevedo y la de Leonor de la Vega. Remontándonos más atrás en la historia, Santillana alberga las cuevas de Altamira, con pinturas del Paleolítico.
Se considera la Capilla Sixtina del arte rupestre y por ello fueron declaradas en 1985 Patrimonio de la Humanidad. Se puede ver una réplica exacta de las pinturas en el Museo de Altamira.
Qué ver en el norte de España: hermosas playas
Me dirás que te paseo mucho por pueblos históricos, valles y montañas pero, ¿y las playas? Cantabria tiene tres playas que destacan: la semi salvaje Playa de Berria (Santoña) de 2 kilómetros de longitud con caminos de senderismo desde su base, la Playa del Sable y la Playa del Arenal (Arnuero). Recomiendo las tres aunque si tienes poco tiempo, ve a Santoña, que tiene mucho más qué ofrecerte.
- Santoña:
Santoña, cuenta con un parque natural con numerosos fuertes entre los que destacan el de Mazo, construido por Napoleón Bonaparte; el de San Carlos y el de San Martín (siglo XVII). El Faro del Caballo, nominado por la Guía Repsol como el Mejor Rincón, otorga vistas del espectaculares del Cantábrico como de las abruptas laderas del Monte Buciero.
También hay avistadores de aves y un sinfín de senderos para quedar prendado de su fauna y sus marismas. Además de su amplia oferta natural, por las noches el centro de Santoña cobra vida contando con una animada noche.
Gastronómicamente, en tu ruta por Cantabria, te recomiendo probar el cocido montañés y el marmite. Este último era una comida muy común entre los marineros cántabros ya que el bonito y la patata son fáciles de conservar. En cuanto a dulces: la quesada, las corbatas de Unquera, los sobaos pasiegos y el orujo de café con leche.
Qué ver en el País Vasco y sus alrededores
Otros de los lugares que ver en España es el país Vasco. Es verde, ridículamente verde, quizás por las constantes lluvias que le dan un aire melancólico a sus pueblos de piedra. Pero también tiene una de las culturas más únicas de España con su idioma sin raíces latinas que desprende un “aupa” de la boca cuando te encuentras con alguien por la calle. Si tienes suerte podrás presenciar el juego de la pelota vasca, competencias de levantamientos de piedra y las fiestas con sus tambores resonando. Es la tierra de los pinchos, las inseparables cuadrillas de amigos y de gente directa y afable.
- Viñedos de Guetaria:
Los verdes viñedos de Guetaria, por la zigzagueante ruta de la costa, te llevan casi sin pensarlo al islote de Gaztelugatxe que se encuentra unido al continente por un largo puente zigzagueante de dos arcos. Si bien subir los 241 peldaños hasta la ermita del siglo X es una aventura que se ve recompensada, las vistas desde la carretera también son impresionantes.
El colorido pueblo pesquero de Fuenterrabía es uno de los más lindos del país vasco. Fundada como villa medieval en 1203, recién a finales del siglo XV fue amurallada. En el recinto fortificado, de calles empedradas, se alzan antiguos edificios gran belleza arquitectónica con balcones de hierro forjado.
- San Sebastián:
San Sebastián no es sólo la capital de Guipúzcoa. La vida nocturna de la ciudad con sus rondas de pintxos y cervezas, te dejarán sin sueño. Pero, así y todo, te despertarás temprano al día siguiente para darte un chapuzón en la Playa de la Concha, cruzar en bicicleta el puente Zurriola y descansar en los jardines del Palacio de Miramar, donde la monarquía española pasó varios veranos.
San Sebastián es una ciudad para caminarla con sus edificios antiguos del siglo XV, como la iglesia de San Vicente; sus calles estrellas que desembocan en pequeñas plazas empedradas; sus puentes vistosos y el camino junto al mar que te devuelve la tranquilidad.
Mi puente favorito es el Puente María Cristina, edificado en 1905 con cuatro obeliscos ornamentados de 18 metros de altura. Y también recomiendo visitar la Plaza de la Constitución, la Iglesia de Santa María del Coro, la Catedral del Buen Pastor (gratuita), el Peine del Viento y el mirador del Monte Igueldo (el funicular cuesta 3,10 euros).
Un poco sobre el presupuesto de mucho de los viajeros, el Hotel Villa Soro vale la pena como visita por su belleza pero también por haber sido declarado Patrimonio Histórico de San Sebastián. ¡Imagina lo increíble que es por dentro!
Los alrededores del país Vasco tienen tres lugares que recomiendo y que se pueden visitar desde San Sebastián en un día.
El primero es la caminata de cinco kilómetros por el sinuoso camino cubierto de bosques que desemboca en el Salto del Nervión. Se trata de una cascada que se encuentra en el límite de la provincia de Burgos y de Álava, entre paisajes kársticos. Es el salto de agua más grande de la Península Ibérica, con 222 m de altura.
- Mirador del Balcón de Pilatos:
Los arroyos son estacionales pero el enclave es majestuoso con o sin agua. El segundo es el Mirador del Balcón de Pilatos, en el Parque Natural de Urbasa-Andía (Navarra). Cuenta con una caída de 300 metros desde el que se observa el amplio y verde valle de las Améscoas.
Por último, el camino dentro del Cañón del Ebro que lleva a Orbaneja del Castillo, uno de los rincones más bellos y escondidos del país. Es algo que ver en el norte de España definitivamente. Este pueblo de Burgos, además de verse se escucha. El arroyo y la cascada de aguas cristalinas vieron formarse el pueblo en la edad media y, también, el paso de los templarios por sus tierras.
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