Ha terminado la primavera más lluviosa de las últimas décadas en esta maravillosa península. Y los resultados son palpables, un lujo. Los ríos bajan limpios, llenos de fuerza y con las pozas a rebosar, como cuando éramos pequeños. Conclusión inmediata: es tiempo de baño en agua dulce, revitalizante y rejuvenecedora. Para los que residen lejos del mar, lo habitual son las aburridas piscinas vecinales municipales. Que nadie se desespere, hay agua más allá de sus monótonos pilones. Te contamos nuestros favoritos, diez ríos para bañarse.
La longitud total de los 180 ríos españoles más importantes supera los 24.000 kilómetros, mientras que el conjunto del sistema hidrográfico de nuestro país multiplica por cuatro este dígito. Son cientas las playas fluviales que se esparcen por sus orillas. De ellas, 150 muestran un buen estado de sus aguas para el baño, por su muy escasa presencia de microbios y agentes patógenos.
Aventuras fluviales para soltar adrenalina (o relajarse navegando)
Tenemos ríos de sobra. Algunos más caudalosos que otros, aunque este verano, gracias a las inusuales precipitaciones registradas los primeros meses del año, hay agua suficiente. No la malgastemos, solo bañémonos en sus mejores parajes. Ofrecemos diez de los ríos más sobresalientes.
1. Río Bullaque. Piedrabuena (Ciudad Real)
Este afluente del Guadiana, el río Bullaque, se remansa en varios humedales llamados tablas en La Mancha. Una de las más reconocidas para el baño es la de la Yedra, en la localidad de Piedrabuena. Rodea sus orillas un bosque de galería, refugio de una abundante fauna que se deja ver fuera del horario de baños, es decir, al amanecer y a la caída de la tarde. Su importancia ha hecho incluir al humedal en la Red Natura 2000.
Aparte de para darse un chapuzón, la Tabla de la Yedra cuenta con zonas reservadas para pesca, piragüismo y paseos en barca, y varias rutas senderistas rodean su entorno. Situado tres kilómetros al oeste de Piedrabuena, se accede por la carretera CR-721.
2. Río Cabriel. Chorreras de Enguídanos (Cuenca)
No solo ofrece excelentes lugares para el baño, el río Cabriel atesora algunos de los paisajes fluviales más sobresalientes de la España interior. Desde su nacimiento en La Muela de San Juan, poza turquesa rodeada de paredes por cuyo borde se desborda el agua, hasta su final en la Junta de los Ríos, sin olvidar su paso por las agujas de Contreras.
El paraje de Las Chorreras, así llamado por sus espectaculares saltos de agua, es una de las mejores zonas para darse un chapuzón. Pozas y piscinas naturales, labradas por el río en el suelo de roca, se suceden entre el embalse de Villora y la citada Junta de los Ríos, cuando el Cabriel se une al Guadazón. Situadas 6 kilómetros al norte de Enguídanos, el acceso se realiza por la CUV-5014.
3. Río Canaletes. Fontcalda (Tarragona)
Dentro del término tarraconense de Gandesa, el río Canaletes ha esculpido un estrecho donde se suceden las piscinas naturales. El baño es aquí algo tan natural que la zona se conoce como balneario de la Fontcalda, nombre en el que mucho tiene que ver la surgencia natural de la Font dels Xorros, de la que mana agua minero-medicinal a 28 ºC. La tranquilidad de este remoto desfiladero hizo que en el siglo XIV los frailes trinitarios levantaran un santuario. En el siglo XIX se erigió el actual balneario, que también es hospedería y tiene restaurante.
La proximidad de la Vía Verde de la Terra Alta otorga la posibilidad de realizar excursiones a pie o en bicicleta por el entorno. En la Fontcalda hay una zona de pícnic con todas las instalaciones propias de un área recreativa de su estilo. Situada a 10 kilómetros de Gandesa, los accesos son por la C-43.
4. Galindón. Playa de San Nicolás del Puerto (Sevilla)
Las playas que este río abre en el municipio de San Nicolás del Puerto están consideradas entre las mejores para el baño en Andalucía. En el corazón de la Sierra Norte de Sevilla, a 90 kilómetros de la capital, las pozas y cascadas del Galindón se despeñan en un escenario vegetal de sauces, fresnos, durillos, madroños y arrayanes.
El paraje, declarado Monumento Natural por la Junta de Andalucía, sorprende a quien no lo ha visitado antes, pues no parece pertenecer a la imaginada seca Andalucía. Está prohibido bañarse en las cascadas y pozas aledañas del Huesna. Para hacerlo está la playa de San Nicolás. Situada aguas arriba del viejo puente de piedra, a las afueras de la localidad, es la única playa fluvial de la provincia sevillana y, como puede esperarse, en el arenal no faltan los chiringuitos.
5. Garganta de los Caballeros. Navalonguilla (Ávila)
En su descenso de las alturas de la Sierra de Gredos, este afluente del Tormes ha horadado en la roca una sucesión de charcas que son conocidas en toda la provincia de Ávila. El tramo más apreciado para el baño se extiende entre Navalguijo y Navalonguilla.
El río también posee varios cotos de pesca sin muerte, por lo que es abundante en truchas, tanto que comparten las pozas con los bañistas. Aguas cristalinas y puras aunque con el contratiempo de que están bastante frías. Aparte de la pesca y el baño, la zona es lugar destacado para el senderismo.
6. Garganta del Infierno. Jerte (Cáceres)
Parque fluvial acuático donde las rocas adoptan formas de olas que se sumergen en las aguas, el río Los Pilones ha esculpido uno de los escenarios fluviales más famosos de España. Los brillos de las peñas bruñidas por el agua compiten con los que reflejan los saltos y cascadas de este irresistible conjunto de pilas, pozas y marmitas. El nombre del lugar no debe llevar a engaños, pues como buen río de montaña, las aguas de Los Pilones bajan heladas, aunque sea pleno verano.
Los Pilones están incluidos en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, que se extiende por los municipios de Jerte, Cabezuela y Tornavacas. El acceso se hace desde las poblaciones de Jerte y Cabezuela del Valle por una carretera local.
7. Baños de Montanejos. Estrecho de Mijares (Castellón)
El Estrecho de Mijares y las bondades de sus aguas ya los conocían los árabes en el siglo XII. La Fuente de los Baños es su manantial más popular, del que brota el agua a 25 ºC, algo que hace posible bañarse aquí incluso en invierno.
La Fuente está catalogada como Bien de Relevancia Local y sus aguas termales minero-medicinales manan de siete caños en las cercanías de la piscina natural. Se localiza en una de las partes más accesibles del desfiladero, donde está la mejor zona de baño que cuenta, incluso, con una pequeña playa. Desde Montanejos se accede por la C-20 en dirección a La Puebla del Arenoso para, nada más cruzar el puente sobre el Mijares, descender al aparcamiento situado junto al río.
8. Río Aragón. La Presa de Carcastillo (Navarra)
El tramo navarro del río Aragón tiene el honor de aparecer en primer lugar en esta lista de baños fluviales. Lo justifica ni más ni menos que la Agencia Europea del Medio Ambiente, AEMA, que ha elaborado un estudio sobre la calidad de los ríos españoles donde se concluye que el Aragón es el mejor para bañarse en el estado español. El estudio tiene en cuenta la densidad de microbios peligrosos para la salud, señalando que la de este río es la menor.
El mejor punto está a su paso por la localidad navarra de Carcastillo, término donde se localiza la playa natural de La Presa. Este paraje situado a 3,5 kilómetros del pueblo tiene un amplio arenal con un área recreativa que cuenta con bancos, mesas y la sombra del abundante arbolado.
9. Río Bellos. Gorgas de Puértolas (Huesca)
El río Bellos, a su paso por esta localidad oscense, se despeña en una sucesión de siete pozas que son uno de los lugares más recomendables para el baño en Aragón. Se localizan en la cercanía de la carretera A-138 entre los kilómetros 59 y 63.
Liberado de las estrechuras del pirenaico cañón de Añisclo, el río Bellos se desmelena cuando entra en la tranquilidad del valle de Puyarruego. Perezoso se abre paso en un paisaje cubierto de pinos y curvea formando las típicas gorgas antes de rendir sus aguas en el Cinca. Uno de los mejores lugares es la poza que forma el Bellos algo más arriba de esta localidad.
10. Río Bergantes. Pozas de Aguaviva (Teruel)
El Bergantes, a su paso por Aguaviva, forma en el lecho rocoso una sucesión de piscinas naturales. Uno de los parajes más recurrente es el situado en la cercanía del puente de Cananillas. La tranquilidad de las aguas y su transparencia hacen posible bañarse mientras se descubren pececillos que nadan sobre las rocas y el fondo arenoso del río.
La belleza de este lugar ha producido cierta masificación, en especial los fines de semana, hasta el punto de que el Ayuntamiento de Aguaviva estudia regular el acceso a algunas zonas como La Ginebrosa. El lugar se localiza junto a la carretera A-225 dirección Morella, casi en el límite provincial de Teruel con la Comunidad Valenciana.
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