Pasear en solitario, además de ser un ejercicio cardiovascular saludable, puede ser un auténtico placer equiparable, porqué no, a pasarlo bien en compañía.
Hace años me acostumbré a salir por la tarde en compañía de mis amigos. A veces éramos dos y, otras, un montón de gente.
Disfrutaba de las risas, de las tertulias improvisadas, de los comentarios sobre una película después de verla, ya sabes, de esas cosas que comparten los amigos.
Conforme pasaba el tiempo, había veces en las que se me hacía difícil coincidir con alguien y, estando sola, ya no le encontraba el mismo gusto a pasear.
Pero, como esa situación se iba repitiendo cada vez con más frecuencia, aprendí poco a poco a sacarle partido a los paseos en solitario.
Hoy se me ha ocurrido hacer una lista de razones para disfrutar de ese tipo de paseo, en lugar de entristecerse por no tener con quién compartirlo y, quizás, encerrarse en casa.
Salgamos a ver qué hay fuera.
Razones para disfrutar del paseo solitario
- Es saludable y no sólo porque tomas el aire y/o el sol, que falta hacen.
- Marcas el principio, el fin del paseo y las «estaciones»: El parque, el cine, la tienda de electrónica… ¿o qué tal caminar sin rumbo fijo?
- Caminas al ritmo que te apetezca. Eliges la velocidad «crucero», para ver los escaparates, o bien un paso más ágil, para desentumecer los músculos.
- Si lo haces todos los días, animosa y constantemente, te sirve para quemar calorías y tener unas piernas fibrosas.
- Puedes cambiar de itinerario en cualquier momento sin consultarlo con nadie.
- Contemplar un atardecer sin palabras de por medio es un lujo a tu alcance.
- Tus pensamientos pueden elevarse dando su propio paseo por senderos reales o imaginarios.
- El paseo es compatible con escuchar tu música favorita. Un placer añadido.
- Quizás encuentres a alguien interesante en el camino. Si no, no pasa nada… Bastante hay con todo lo anterior.
- Dormirás mucho mejor que si te quedas en casa viendo la tele.
Y, cuando estés hecho un lío, da un paseo más largo
El paseo largo es un eficaz remedio natural para cuando necesites ordenar tus pensamientos: Sal de casa solo, sin rumbo fijo y camina por un buen rato.
Obtienes los beneficios de un paseo corto: segregas endorfinas, te calmas, amén de una larga retahíla de efectos beneficiosos del ejercicio físico.
Pero además, al ser éste un ejercicio largo y relajante, también lo puedes utilizar como recurso para poner tus ideas en claro. No hay aparatos que te interrumpan. Todo está en calma para que fluya lo que tienes por la cabeza.
Conoces bien las calles o los campos. Como cuando estás en la ducha o realizando otra actividad rutinaria, tu parte izquierda del cerebro (que es la que hace estos menesteres) no tiene que esforzarse demasiado.
El itinerario es muy familiar. Te limitas a das un paso tras otro procurando no estamparte con los obstáculos. Y tu parte derecha del cerebro está más liberada para hacer lo suyo, que es ocuparse de las cuestiones creativas.
Piensas distinto cuando das un largo paseo.
En serio. Ayudan las pocas distracciones, que aumente el oxígeno en el cerebro, así como los niveles de dopamina, que te inclinan a que también veas el lado positivo del asunto que te preocupa.
Así que, si estás con la cabeza hecha un lío por un problema al que no le ves la punta o necesitas generar ideas por cualquier otro menester, aquí tienes un recurso baratísimo que puede servirte para encontrar un hilo de donde tirar.
Mal no te hará. Si pierdes algo, será el mal humor, el estrés y el posible insomnio por irte a la cama con el lío en la cabeza. Compruébalo por ti mismo.
Fuente: Tus Buenos Momentos
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