Pueblos para irse de casa rural

Esta época del año es la ideal para planificar una escapada a uno de los maravillosos destinos rurales que hay en España. Pasear por el campo, ver a animales en su hábitat natural, degustar exquisita gastronomía regional, divertirse con los amigos o familia,… ¿A que suena genial este plan?

Si estás pensando hacer las maletas y dejar la ciudad por unos días, abre bien los ojos que estos diez pueblos son perfectos para ir de casa rural y desconectar del estrés y las prisas. De norte a sur, de este a oeste, nuestro país está lleno de rincones llenos de magia y localidades una belleza sin igual. ¡Comenzamos!

1. Aracena, Huelva

Nos situamos en Andalucía, concretamente en la provincia de Huelva, para conocer un destino perfecto para disfrutar de la naturaleza. La localidad se encuentra en la serranía que le da nombre, la Sierra de Aracena, y forma parque del parque natural homónimo. Las actividades de ocio y turismo al aire libre son de lo más variadas: senderismo, rutas en bicicleta, observación de fauna y flora de la comarca… Imprescindible adentrarse por la gruta de las Maravillas, que está en pleno casco urbano, una cavidad que se ha originado con el paso de los siglos, con una longitud de 2.130 metros de los que 1.300 son visitables.

Aracena es famosa por su famoso jamón de jabugo, con Denominación de Origen, así que aprovecha la visita para darte un buen homenaje gastronómico.

Castillo que encumbra la ciudad de Aracena, situada en la sierra del mismo nombre (iStock).

Castillo que encumbra la ciudad de Aracena, situada en la sierra del mismo nombre (iStock).

2. Ezcaray, La Rioja

Del sur al norte, a la Sierra de la Demanda, a orillas del río Oja. Aquí se enclava un pueblo de gran belleza, la villa de Ezcaray, recomendable para quienes buscan tranquilidad y contacto con la Naturaleza, Rodeada de bosques, arroyos y cumbres que llegan a superar los 2.000 metros de altitud se encuentra un municipio en el que destaca la iglesia de Santa María la Mayor, un empleo del siglo XII. La Real Fábrica de Paños de Santa Barbara y el edificio del tinte, conocido como ‘El Fuerte’ son otros dos de los lugares que hay que visitar en la localidad.

Si realizamos esta visita a finales del mes de noviembre o principios de diciembre es probable que puedas visitar –y esquiar, por qué no– la estación de esquí de Valdezcaray. Está en la sierra más alta de Castilla, a los pies de San Lorenzo.

La villa de Ezcaray, a orillas del río Oja, es un destino perfecto para este otoño (iStock).

La villa de Ezcaray, a orillas del río Oja, es un destino perfecto para este otoño (iStock).

3. Aínsa, Huesca

En la comarca de Sobrarde, por tierras aragonesas, en el alto Pirineo de Huesca, está Aínsa, una villa cuyo casco antiguo se ha merecido la consideración de Conjunto Histórico Artístico. Con poco más de 2.000 habitantes censados, la localidad es un sitio que merece la pena visitar. Su torre de La Colegiata y el enorme recinto del castillo, la plaza central con sus soportales a uno y otro lado, la iglesia de Santa María y la ciudadela, que se empezó a construir en el siglo XI y que está en buen estado de conservación.

Aínsa encantará a los aficionados al turismo activo. Rafting y escalada, circuitos por los Pirineos, jornadas ornitológicas donde descubrir la riqueza de fauna y flora de la comarca del Sobrarde. Mil y una opciones para sacarle todo el jugo a esta estancia.

Rafting, escalada, circuitos por los Pirineos... Planazos en el Pirineo oscense (iStock).

Rafting, escalada, circuitos por los Pirineos… Planazos en el Pirineo oscense (iStock).

4. Morella, Castellón

Una ciudad gótica que deja sin palabras, declarada Bien de Interés Cultural. Morella, en Castellón, destaca a golpe de vista por su castillo y las murallas medievales, que datan del siglo XIV. Pasear por sus calles escalonadas y recalar en sus plazas es ir descubriendo un conjunto lleno de encanto y con mucha historia. Iglesias como la de Santa María la Mayor, el antiguo convento de San Francisco, las ermitas de San Marcos y San Pedro Mártir, la Casa de la Villa o el Hospital (siglo XV) son algunas de las visitas que no hay que perderse.

En los alrededores hay mucho por descubrir. Desde las pinturas rupestres de Morella La Vella al Santuario de la Virgen de Vallivana, que es objeto de peregrinación cada seis años.

Vista panorámica de Morella, con su castillo y las murallas medievales (iStock).

Vista panorámica de Morella, con su castillo y las murallas medievales (iStock).

5. Baeza, Jaén

Una de las localidades más hermosas de Andalucía, Patrimonio de la Humanidad con la Unesco. Rumbo al corazón de Jaén para perdernos por una de las joyas del Renacimiento –junto a la vecina Úbeda–, una ciudad donde es sencillo quedarse boquiabierto al contemplar iglesias, palacios y torres que forman un conjunto monumental excepcional.

Si el interior de Baeza deja sin palabras, el entorno no es menos espectacular. En pleno Valle del Guadalquivir, con vistas de la Sierra de Cazorla y Segura, regala una panorámica única del mar de olivares que caracteriza a las tierras jienense.

Fuente de Santa María, uno de los lugares que hay que ver en Baeza (iStock).

Fuente de Santa María, uno de los lugares que hay que ver en Baeza (iStock).

6. Pedraza, Segovia

Hablar de turismo rural y no dejarse caer por Segovia es un error imperdonable. Y si tenemos que elegir entre una de las muchas localidades para pasar unos días de relax y desconexión la propuesta pasa por la villa de Pedraza, que fue una de las localidades más prósperas de la región en el siglo XV. Se alza entre los ríos Cega y Vadillo, entre dos cerros, y su castillo es la seña de identidad del lugar. Su casco histórico está declarado conjunto monumental: desde la entrada por el llamado Arco de la Villa a la plaza Mayor, la iglesia de San Juan y el ayuntamiento.

Pedraza forma parte de los considerados ‘Pueblos más bonitos de España’ y no nos extraña. Si optas por esta escapada, anota en el cuaderno de ruta la Cueva de la Griega, con grabados rupestres de notable importancia. Y no dejes pasar la ocasión para degustar los mejores cochinillos y lechazos a la brasa.

Espectaculares vistas desde Pedraza, en Segovia (iStock).

Espectaculares vistas desde Pedraza, en Segovia (iStock).

7. Casares de las Hurdes, Cáceres

Bienvenidos al llamado balcón de las Hurdes, un pueblo lleno de historia situado en una de las comarcas más célebres de Extremadura, en la provincia de Cáceres. El municipio es un excelente punto de partida para descubrir una región de una belleza natural incomparable. Durante muchos años esta ha permanecido un tanto ajena al fenómeno del turismo, pues se la consideraba distante e inaccesible, algo que ha permitido que conserve todo su encanto prácticamente intacto.

Hay que visitar el meandro Melero, un mirador semicircular con vistas al río Alagón; el charco de la Olla, una inmensa piscina natural de 300 metros de largo; el mirador de El Gasco, que permite disfrutar de la inmensidad del río Maldevillo y su tremendo torrente de agua; o el chorro de la Meancera, un sendero que une dos de las localidades de la zona, Nuñomoral con Chorro de la Meancera.

Los bosques extremeños lucen más bonitos que nunca en otoño (iStock).

Los bosques extremeños lucen más bonitos que nunca en otoño (iStock).

8. Tui, Pontevedra

A orillas del río Miño, en la frontera con Portugal, los pasos nos llevan hasta Tui, una localidad gallega que conserva vestigios de su pasado medieval. Su catedral fortaleza de Santa María, de estilo gótico y románico, la capilla de San Telmo y de la Misericordia o el convento de Santa Clara son algunas de las visitas imprescindibles si pasas por estos lares.

Según los días de que dispongas, aprovecha para organizar expediciones por los alrededores, pues la comarca del Bajo Miño es un sitio lleno de lugares interesantes. El monte Aloia (parque natural) está a ocho kilómetros, el monte Santa Tecla apenas a 25 kilómetros y las Cíes a 30 kilómetros. Si te animas, también está la opción de recorrer apenas un kilómetro para entrar en territorio portugués y descubrir Valença do Minho, una pintoresca ciudad portuguesa amurallada que está al otro lado del río.

A orillas del Miño se encuentra la localidad pontevedresa de Tui (iStock).

A orillas del Miño se encuentra la localidad pontevedresa de Tui (iStock).

9. Cangas de Onís, Asturias

Querrás regresar una y mil veces a Cangas de Onís. Esta localidad puede presumir de contar con el que probablemente sea uno de los monumentos más fotografiados de España: el Puente Romano con su Cruz de la Victoria colgante. Si te da la bienvenida un día soleado, con un cielo azul radiante y el contraste del verdor de la arboleda y el discurrir del río, puede que tengas una de las fotos más bonitas que jamás vayas a realizar.

Desde Cangas de Onís, como puerta de los Picos de Europa que es, se llega al Parque Nacional de Covadonga, visitando la ermita y debutando la exquisita gastronomía de la tierra. Un placer de destino que supone una bocanada de aire fresco entre el estrés y las prisas del día a día.

El Puente Romano de Cangas de Onís es de un icono de Asturias (iStock).

El Puente Romano de Cangas de Onís es de un icono de Asturias (iStock).

10. Elizondo, Navarra

Navarra es la décima propuesta para pasar un fin de semana de lujo en una casa rural. El municipio es capital del valle del Baztán y sorprende por lo espectacular de sus casas señoriales y de sus palacios. Se emplaza a ambos lados del río Bidasoa y entre sus atractivos está el recorrer sus caseríos y emprender alguna de las rutas senderistas que parten de Elizondo.

Esta localidad navarra ha sido escenario de libros y producciones cinematográficas. Una de las más recientes es ‘El guardián invisible’ y ya hay visitas guiadas por los emplazamientos que aparecen en la película.

Elizondo, capital del valle de Bastán, en los Pirineos (iStock).
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