Las playas más bonitas de España

El entorno paisajístico de esta playa la hace única. La multitud de árboles sobre las rocas formando un manto de vegetación junto a unas aguas cristalinas y una arena que roza el blanco impoluto emulan una de esas selvas propias de las islas desiertas.

Los servicios de ocio hacen que el aburrimiento en Aiguablava sea inexistente, pero si hay que decantarse por algo, nos metemos bajo el agua con sus actividades de buceo.

La playa de Papagayo se coronó ganadora el año pasado como la más bella de España. Su forma de media luna, su fácil a la vez que oculto paradero o ese azul intenso que la caracteriza la hicieron posicionarse en lo más alto. Como si estuviese custodiada por las formaciones rocosas que la rodean, aparece tímidamente para ofrecer además, unas vistas de ensueño.

El espectáculo de las mareas en la playa de Covachos es digno de admirar. Las subidas y bajadas hacen que el tamaño de la playa cambie considerablemente. Tanto es así, que de ellas depende la aparición del camino que la une a la Isla del Castro.

Sus aguas bañan las rocas que la rodean y en las que existen pequeñas cuevas a las que debe su nombre. El paisaje desierto e infinito hace que parezca que estás a solas con ella.

Prepara el móvil, porque la playa de La Concha no te va a permitir guardarlo en ningún momento. Su larga extensión, de 1.350 metros de longitud, la convierte en la vista perfecta, esa que hace que la recorras a golpe de ¡clic!.

Es donde empieza y acaba San Sebastián, una de esas paradas obligatorias en las que no reparar aunque sea unos minutos se convierte en pecado capital. Los días soleados son para disfurtarla, pero con total seguridad se puede afirmar que los días nublados es también un auténtico espectáculo.

Nos alejamos de los tópicos de las Islas Cíes para caer (afortunadamente) en la playa de Figueiras. A nuestra espalda, dejamos una extensa y profunda vegetación que ayuda a que el escenario parezca sacado de la película La Playa.

Aquí, el nudismo es a tu elección y el agua está algo más fría de lo habitual, pero todo sea por ver atardecer sobre los 300 metros de esta joya oculta.

Cuatro kilómetros de costa para enamorar a cualquiera que se atreva a pasear por su arena. La playa de Valdevaqueros, en Tarifa, es una de las más populares y las más queridas entre los viajeros. Quizás se deba a su clara y fina arena que se extiente hasta esas infinitas dunas y te hacen pensar que estás en un desierto paradisíaco.

Cala Cortina es la playa perfecta para esos días bajo la sombrilla que empiezan a primera hora de la mañana y se acaban alargando hasta el atardecer. Chiringuitos, restaurantes, área de pícnic, zona de juego para niños y un largo etcétera para que no le falte de nada a sus visitantes.

El camino a su acceso copado de acantilados y montañas supone otra experiencia, pero el regalo final es una playa de 250 metros de longitud en la que desaparecer durante un tiempo.

Tan solo 70 metros de longitud son necesarios para un amor a primera vista. La recóndita playa de San Antonio de Mar es lo que cualquiera desearía para su verano eterno. Son muchos los que aparecen en esta pequeña cala huyendo de la multitud de su vecina, la playa de Cuevas de Mar.

En San Antonio, su agua en calma es otro factor que ayuda encontrar la paz en una playa que se muestra al natural, sin comodidades y donde, valga la redundancia, estarás más cómodo que nunca.

Fuente: Traveler