Si a algún templo le viene al pelo el tópico de libro abierto de estilos arquitectónicos es la Seo, la catedral de Zaragoza. En el solar donde se sitúa el templo, en un lateral de la plaza del Pilar, ya rendían culto los romanos en el siglo I antes de Cristo. Luego hubo una mezquita que Alfonso I convirtió en iglesia católica. Tras 18 años de restauración, la catedral del Salvador, su nombre oficial, muestra el esplendor de sus muchos periodos constructivos: el románico tardío con sus ajedrezados, los ábsides superiores góticos, el cimborrio mudéjar o la portada clasicista del siglo XVII. Aunque una de su joyas está en el exterior: es el muro de la Parroquieta, realizado en 1360. Los artistas adornaron esta fachada lateral del templo de manera exquisita con azulejos policromos y motivos decorativos mudéjares.
Burgos
Otro de los más excelsos representantes del gótico español, aunque sucesivas reformas hayan desvirtuado un poco el espíritu original de la obra. El primer templo burgalés está también muy ligado a la ruta jacobea y es una de las etapas cumbres del Camino de Santiago Francés. Sus inicios se remontan a 1221, bajo el reinado de Fernando III el Santo. Aunque nada se sabe de su constructor, sí están claras sus influencias francesas ya que ese gótico altivo y airoso que aún hoy impresiona por su grandiosidad no era habitual en la Península por aquellas fechas. El edificio central estaba concluido a finales del siglo XIII. En el XV, un cantero alemán, Juan de Colonia, y su hijo, Simón, le añaden los famosos pináculos góticos y la torre de la linterna.
Palma (Mallorca)
Tiene la mejor vista desde el mar de todos las iglesias españolas. Por algo es el primer templo de una ciudad portuaria e isleña que vive por y para el Mediterráneo. Vista desde el mar la Seo, como la llaman los mallorquines, es un soberbio conjunto de filigrana pétrea. El símbolo de Palma. Fue construida entre los siglos XIV y XIX. En la última reforma intervino el mismísimo Gaudí, de quien es el baldaquino, los candelabros y muchas de las rejerías. Otro artista contemporáneo que contribuyó a engrandecerla es el pintor Miquel Barceló, que redecoró una capilla lateral con una superficie cerámica de 300 metros cuadrados que reinterpreta el milagro de los panes y los peces. Uno de los lugares que hay que visitar en Mallorca.
Las dos catedrales de Plasencia (Cáceres)
Pocas ciudades se pueden vanagloriar de tener dos catedrales. Plasencia, una de las villas con más historia y patrimonio artístico de toda Extremadura, las tiene. La catedral antigua es un templo románico que durante siglos albergó la sede episcopal de Plasencia. Hoy acoge un museo de arte sacro. A principios del siglo XVI, la curia placentina decidió ampliarla. Para ello se derribo la parte del altar mayor y se comenzó a edificar una nueva catedral, majestuosa, imponente. Pero tras casi 50 años de obras, el dinero se acabó y la catedral nueva se paralizó. Por eso, hoy Plasencia tiene dos catedrales unidas entre sí: la vieja, a medio derribar, y la nueva, a medio construir.
Mézquita-catedral de Córdoba
Doce siglos de historia la contemplan. Arquerías, pilares, mihrab, mansura, alminar, yeserías, muro de la alqibla… palabras de otro tiempo que aún forman parte de las descripciones de este fabuloso edificio que la suerte, la casualidad o la tolerancia, o quizá las tres a partes iguales, no legó para regocijo de todos los que aman el arte. La gran mezquita de Córdoba fue el símbolo del poder del Islam en la península ibérica. 850 pilares de granito, jaspe y mármol, muchas provenientes de anteriores edificios romanos y visigodos, sustenta el techo del patio de oración. Con la caída de Córdoba los cristianos deciden hacer un templo sobre otro (como ya antes había hecho Abderramán I con la primitiva iglesia visigoda) y levantan una catedral en el mismo solar, pero a diferencia de lo que ocurrió en las demás capitales, no acaban con todo. Gracias a esta decisión hoy podemos disfrutar de un edificio único en el mundo en el que recorrer 1.200 años de historia del arte, desde los restos de la pequeña basílica visigoda aparecidos en las excavaciones, a las columnas califales, pasando por los artesonados mudéjares de la primera capilla cristiana hasta la locura churrigueresca de la sillería del coro, tallada en 1758.
León
En una reutilización del espacio público sin parangón en la capital leonesa, sobre las antiguas termas de la Legio VII se levantó el palacio del rey Ordoño II. Más tarde, sobre sus ruinas se edificó la iglesia románica de Santa María de Regla y cuando ésta ya no daba más de sí, a finales del siglo XII, se desmontó por completo para levantar sobre sus cimientos, y sobre los cimientos de toda la historia leonesa, la más bella catedral gótica de la península. El primer templo leonés, cuyas obras se iniciaron hacia el año 1205 pero no fueron rematadas hasta 1302, es hijo del Camino de Santiago y de las vanguardias estéticas que a través de él llegaron a la península procedentes de Europa. Altiva, vidriada, luminosa y colorista, heredera de catedrales francesas como la de Chartres, la Pulchra leonina, como se le llamó, es un delicado entramado orientado hacia Jerusalén, centro del mundo, cuyos 1.800 metros cuadrados de vidrieras desparraman en el interior un amalgama de luces y colores nunca visto antes en templo del Camino.
Zamora
Es una obra cumbre del románico castellano. Aunque parezca increíble fue construida en el tiempo récord de 75 años, un hito para la época. Tiene toda la sobriedad y sencillez de líneas propias del románico, pero sus diseñadores añadieron ciertos elementos bizantinos que la diferencian de cualquier otro edifico de esa corriente artística. Entre ellos, el cimborrio, la cúpula que cubre el crucero mediante 16 gallones cóncavos soportados por capiteles corintios y rematados por un tejado de escamas de piedra cuyas curvas y ritmos contrastan con la severidad de formas de la torre o de la nave principal del templo.
Mondoñedo (Lugo)
Cuando paseas una noche por las solitarias calles de Mondoñedo te asalta la sensación de haber llegado un par de siglos tarde. Porque semejante catedral, semejantes edificios tuvieron que levantarse en una ciudad con un pulso mucho más cardíaco que el que ahora tiene esta villa monumental encajada entre montañas que resume como pocas la vida silenciosa y adormilada de la Galicia rural. Mondoñedo fue una de las siete capitales del reino de Galicia y sede episcopal desde 1112. La villa creció en torno a la catedral de Santa María, de origen románico pero con aportaciones de casi todos los estilos arquitectónicos. La primera piedra se puso en el siglo XIII. Destaca el rosetón gótico de la fachada principal, el claustro renacentista, el retablo barroco y sus pinturas murales.
Oviedo
Es el principal monumento de la ciudad de Oviedo y la obra cumbre del gótico asturiano. Su construcción se prolongó durante tres siglos, aunque hubo partes, como la girola, que todavía tuvieron que esperar otros 200 años. Por eso es un muestrario de estilos arquitectónicos. Recinto clave del templo es la Cámara Santa, una de las pocas estancias originales del primitivo edificio románico, donde se conserva el famoso tesoro de las reliquias. Como dice el deán de la catedral: es una de las grandes cajas fuertes de la Cristiandad. Durante toda la Edad Media la moda de las peregrinaciones para visitar huesos de santos movilizó a media Europa. Miles de peregrinos llegaban cada año a la catedral de Oviedo para rezar ante su famosa Cámara Santa. La intensidad de este turismo de reliquias contribuyó a la riqueza y poder de la diócesis ovetense.
Granada
Lo primero que llama la atención al viajero de la catedral de Granada, una de las más excelsas obras del Renacimiento español, es la ausencia de una gran plaza monumental que realce su fachada, al gusto del barroco. El primer templo granadino está literalmente embutido entre estrechos callejones, en un laberíntico entramado urbano que recuerda a la Granada medieval en la que nació. De hecho era una catedral «ciega» hasta que a finales del siglo XVII se abrió la pequeña plaza de las Pasiegas, que ni siquiera tiene anchura suficiente para abarcarla en su totalidad. Pero en ella trabajaron todos los grandes del Renacimiento andaluz, desde Diego de Siloé a Alonso Cano. Tardó 180 años en terminarse.
Santiago de Compostela
La de Santiago es la catedral con mayúsculas. No solo por su tamaño y su monumental fachada, hito del barroco gallego. También por la fama mundial que tiene como destino final de todas las rutas jacobeas. La catedral compostelana es impresionante la mires por el costado que la mires, no solo por la fachada principal, la que da a la plaza del Obradoiro. Sorprende también su verticalidad, aumentada por el desnivel sobre el que se asienta la iglesia. El portón da paso a la obra cumbre del románico español: el Pórtico de la Gloria, la antigua fachada de la iglesia románica del obispo Peláez, que fue respetado en la ampliación dieciochesca. El Pórtico de la Gloria es obra de un cantero llamado maestro Mateo, que labró en piedra la más lírica historia final para el Camino de Santiago.
Salamanca
En realidad es un complejo de edificios con dos iglesias- catedral unidas: la catedral Vieja -dedicada a Santa María- es un bello edificio románico. Pero las autoridades eclesiásticas salmantinas del siglo XV consideraron que era «pequeña, oscura y baxa» para la moda arquitectónica del momento y la importancia que Salamanca había adquirido. Empezó así el largo proceso de construcción de un nuevo templo mayor, que no estaría concluido hasta tres siglos después. La catedral Nueva se convirtió en una de las últimas manifestaciones del gótico en España, junto con la catedral de Segovia, y resume en filigrana caliza todo el esplendor de aquellos siglos gozosos para la ciudad universitaria.
Murcia
Dicen que es una iglesia pegada a una fachada monumental. Y así lo parece porque toda la energía –y el presupuesto- que el cardenal Belluga destino a la catedral de su diócesis en el siglo XVIII parece que se fueron a la monumental portada principal, una exaltación del barroco levantino. Espectacular es también la capilla de los Vélez, encargada en 1490 por el marqués de los Vélez, Pedro Fajardo, una de las mayores familias feudales de la región. Su compleja y profusa decoración mezcla el estilo gótico-manuelino con elementos mudéjares. Tiene planta semihexagonal y está cubierta por una soberbia bóveda estrellada. Una visita imprescindible en tu viaje a la Región de Murcia.
Sevilla
No podía faltar el templo más simbólico –junto con el de Córdoba- de la superposición de estilos que provocó la caída de Al-Andalus y la llegada de los cristianos. La catedral de Santa María de Sevilla se considera el templo gótico con mayor superficie del mundo. Una vez demolida la mezquita aljama hispanomusulmana, se empezó a levantar en su solar la nueva iglesia cristiana. Pero se conservó el elemento más bello de la mezquita: el alminar, el campanario que ahora conocemos como Giralda. Dicen que cuando los canónigos sevillanos se reunieron en 1401 para decidir la construcción de una nueva sede para su diócesis pensaron: «Hagamos una iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos». Y bien cierto es que lo consiguieron. La catedral de Sevilla es una «montaña hueca» de fina piedra tallada en el mejor estilo gótico.
Roda de Isábena (Huesca)
Roda de Isábena se hizo famosa en finales de los años 70 cuando el famoso ladrón de obras de arte Erik el Belga expolió su catedral. Muchos españoles se enteraron a raíz de ese suceso de que existía Roda de Isábena y de que tenía uno de los templos más hermosos del Pirineo, joya del arte aragonés que acogió el primer obispado del Condado de Ribagorza, además de un casco histórico digno de un decorado medieval. En torno a esa catedral, levantada por canteros aragoneses y navarros hacia 957, se aglutinó buena parte de la reconquista de lo que luego sería el condado y reino de Aragón. Aún hoy muestra una magnífica mezcla de estilos.
Toledo
15+1 Esta fotogalería quedaba incompleta sin la catedral de Toledo, otra de las grandes obras religiosas de España, encajada con calzador en la urdimbre medieval del casco antiguo toledano. Se empezó a construir en 1266 con fuertes influencias del norte de Francia y conforma junto con las de Burgos y León el trio de los grandes templos góticos castellanos. Llama la atención que solo tenga una torre, rematado con un cuerpo de campanas octogonal que alberga La Gorda, una campana de 18 toneladas.